sábado, 2 de febrero de 2008

Cómo se frustró el atentado contra Stalin, Roosevelt y Churchill en Teherán

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Cómo se frustró el atentado contra Stalin, Roosevelt y Churchill en Teherán


Cómo se frustró el atentado contra Stalin, Roosevelt y Churchill en Teherán por Yuri Plutenko, Guevork Vartanián
Guevork Vartanián, veterano del servicio de inteligencia ruso. Sería muy difícil sobrestimar la importancia histórica del encuentro del "Gran Trío" porque decidía los destinos de millones de seres humanos y el futuro del mundo. El tema principal a tratar en la conferencia era el concerniente a la apertura del Segundo Frente en Europa.



Lo comprendían también los cabecillas de Alemania nazi que encomendó a la Abwehr organizar en Teherán un atentado contra los líderes de la URSS, EE.UU. y Gran Bretaña. Una a operación secreta bajo el nombre en código de "Salto Largo" la ideó y desarrolló el comando nazi número 1, Otto Skorzeny.
La protección de los asistentes a la Conferencia de Teherán corrió a cargo mayormente de los órganos de seguridad soviéticos. Tropas soviéticas habían entrado en las zonas Norte de Irán ya en agosto de 1941 a fin de poner coto a la labor subversiva de los agentes alemanes, de acuerdo con el Tratado de 1921. La parte Sur del país estaba ocupada por las tropas británicas para garantizar los suministros anglo-americanos procedentes del Golfo Pérsico de conformidad con la Ley de los Préstamos y Arriendos.
La conferencia se celebró en la sede de la Embajada de la URSS. Para las negociaciones secretas de los tres líderes era difícil escoger un lugar más seguro: una gran finca con extensa parcela estaba rodada de una tapia de piedra, y entre el verdor del parque estaban diseminados edificio de ladrillo blanco. Una de estas mansiones estaba destinada a la residencia del presidente de EE.UU.
Roosevelt aceptó la invitación de Stalin por razones de seguridad. La misión diplomática de EE.UU. en Teherán se encontraba en un suburbio cerca de un estadio, mientras que las Embajadas soviética y británica hasta ahora están cerca la una de la otra a ambos lados de una calle. Después de abrir brechas en las tapias, mediante tableros de seis metros se bloqueaba la calle para crear un paso provisional entre las embajadas. Allí al lado estaban emplazadas piezas de artillería antiaérea y ametralladoras. Las Embajadas estaban rodeadas de un dispositivo de seguridad de cuatro filas de modo nadie podía penetrar dentro. Si Roosevelt hubiera parado en la misión diplomática de EE.UU., él o Stalin con Churchill habrían tenido que ir a las negociaciones viajando por las angostas calles de Teherán donde podían encontrarse dentro de la muchedumbre agente del Tercer Reich. Ya de vuelta a Washington, Roosevelt hizo la declaración acerca de que en Teherán se había alojado en la Embajada soviética, porque el "el Mariscal Stalin le advirtió sobre un complot alemán".
Después de haber descifrado el código naval norteamericano, la inteligencia nazi se enteró de cuándo y dónde se celebraría la conferencia ya a mediados de septiembre de 1943. En 1966, Otto Skorzeny confirmó que tenía la misión de asesinar a Stalin, Churchill y Roosevelt o hasta secuestrarlos en Teherán.
Moscú recibió la advertencia sobre el futuro atentado contra los líderes de las potencias aliadas desde los bosques de Rovno (Ucrania, Nota de la Redacción) donde actuaba el destacamento guerrillero al mando de Dmitri Medvédev y del que formaba parte el legendario agente de inteligencia soviético Nikolai Kuznetsov. Haciéndose pasar por el primer teniente alemán Paul Siebert, Kuznetsov logró caer en gracia al Sturmbahnfuhrer de las SS, Ulrich von Ortel quien hasta le prometió a Kuznetsov presentarlo a Otto Skorzeny. Cuando estaba bebido, a Ortel se le escapó: "Viajaré junto con Skorzeny a Irán donde va a reunirse el "Gran Trío". Repetiremos el salto a Abruzzo (un lugar en Italia donde Skorzeny rescató a Mussolini - Nota de la Redacción). ¡Pero este será un ‘Salto Largo’! ¡Eliminaremos a Stalin y Churchill e invertiremos el curso de la guerra! Secuestraremos a Roosevelt para que nuestro Fuhrer se ponga de acuerdo con América. Partiremos formando varios grupos. Ahora ya se entrenan agentes en una escuela especial de Copenhague".
Después de recibir el informe de Nikolai Kuznetsov, el Centro nos dio la orden de prepararnos para garantizar la seguridad de esta conferencia.
En aquella época Teherán estaba llenó de refugiados venidos de la asolada Europa. Eran en su mayoría personas acomodadas que quería ponerse a salvo de los peligros de la guerra. En aquel entonces en Irán residían unos 20 mil alemanes. Entre los refugiados se ocultaban también espías nazis que tenían muchas oportunidades gracias al amparo que en los años de preguerra les ofrecía el Sha Reza Pahlavi que simpatizaba expresamente con Hitler. La estación de inteligencia alemana en Irán era muy fuerte y estaba encabezada por Franz Maier.
Mucho antes de que se celebrara la conferencia - desde febrero hasta agosto de 1941- nuestro grupo de siete hombre había logrado identificar a más de 400 agentes de Alemania nazi. Cuando nuestras tropas entraron en Irán detuvimos a todos estos agentes. Pero Franz Maier pasó a la profunda clandestinidad. Lo buscamos mucho tiempo y por fin encontramos: se había dejado y teñido la barba. Trabajaba de sepulturero en el cementerio armenio.
Nuestro grupo fue el primero en detectar un grupo de agentes alemanes que se desembarcaron cerca de la ciudad de Kum, a 60 kilómetros de Teherán. Se componía de seis paracaidistas radiotelegrafistas. Acompañamos este grupo hasta Teherán donde la estación de inteligencia nazi le había preparado una finca como residencia. Tenían muchas armas, y todos los bultos los cargaron sobre camellos. Todo el grupo se mantenía bajo nuestra vigilancia. Supimos que habían establecido comunicación con Berlín e interceptamos todos sus mensajes. Logramos descifrarlos, y supimos que los alemanes se proponen enviar otro grupo de comandos encargados de eliminar o secuestrar el "Trío". Este grupo debía estar al mando del propio Otto Skorzeny que ya había estado en Teherán y analizaba la situación sobre el terreno. Ya entonces vigilábamos todos sus desplazamientos en la capital iraní.
Detuvimos a todos los agentes del primer grupo y los obligamos a trabajar bajo nuestro control, enviando mensajes falsos al servicio de inteligencia alemán. Teníamos la gran tentación de atrapar al propio Skorzeny pero el "Gran Trío" ya se encontraba en Teherán y, por lo tanto, no podíamos permitirnos correr mucho riesgo. Dimos deliberadamente al radiotelegrafista la posibilidad de enviar un mensaje sobre el fracaso de la operación. Ello surtió efecto, y los alemanes renunciaron a enviar a Teherán el grupo principal con Skorzeny al mando. De modo que el éxito de nuestro colectivo en detectar el primer grupo de sabotaje, acompañar y detenerlos e intercambiar mensajes falsos con la Abwehr previno el atentado contra el "Gran Trío".
Finalizada la conferencia de Teherán, acompañado de Voroshílov y Mólotov, Stalin viajó al Palacio del Sha para expresarle al Sha Mohammad Reza Pahlavi su agradecimiento por la hospitalidad. Fue un acto inteligente a importante que tuvo una gran repercusión en la sociedad iraní. A Roosevelt y a Churchill les faltó la perspicacia de hacerlo. Cuando Stalin entró en el salón del trono, el Sha se levantó, se acercó corriendo y se puso de rodillas para intentar besar la mano de Stalin. Pero éste no se lo dejó hacer. Se agachó y levantó al Sha.
En aquellos tiempos el prestigio y la autoridad de Stalin eran absolutos. Todos se daban cuenta de que el destino de la guerra se decidía justamente en el frente soviético-alemán, hecho que reconocían tanto Roosevelt como Churchill. En sus memorias Churchill dice que cuando Stalin entraba en el salón de sesiones todo el mundo se ponía de pie. Churchill se prometió no hacerlo otra vez, pero cuando Stalin volvió a entrar, una fuerza desconocida lo levantó de su sillón.
Guevork Vartanián tenía 16 años incumplidos cuando unió su destino con el servicio de inteligencia. En 1930, su padre por orden del servicio de inteligencia soviético vino a Irán donde trabajó 23 años.
Se dejó de mantenerlo en secreto sólo el 20 de diciembre de 2000. El y su esposa Goar, quien también formaba parte de este grupo, se hicieron acreedores a cinco condecoraciones: la orden de la Guerra Patria, la de la Bandera Roja por el valor en combates, la de la Estrella Roja. La medalla Estrella de Oro de Héroe de la Unión Soviética le fue entregada a Guevork Vartanián en 1984 en reconocimiento a sus méritos tanto durante al Guerra Patria (1941-1945) como en los años de la Guerra Fría. Para conmemorar su 80º aniversario se le entregó la orden Por los Méritos ante la Patria.
Guevork Vartanián considera como mayor logro de su vida el haber trabajado junto con Goar como agente durante 45 años sin fracaso y volver a la Patria. "El destino nos ha sido benévolo -dice-, y no nos ha tocado encontrar ningún traidor, porque la traición es lo más terrible para los agentes secretos. Si el agente observa todos los métodos y normas, se comporta correctamente en al sociedad, ningún servicio de contraespionaje lo podrá descubrir. Un agente secreto es como zapador: un solo error lleva a la muerte".
Entrevistó: Yuri Plutenko.
Yuri PlutenkoLos artículos de esta autora o autor Guevork Vartanián


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1 comentario:

alex dijo...

Le presentamos nuestra web Militaria-SGM. (vea este enlace: militaria-segundaguerramundial.com,).
Atentamente,
Alex